21.2.06

Diálogos con un fantasma

Entonces primero tengo que preguntarme
por qué no te quise.
O puedo preguntarte a vos,
ahora es más fácil.
Ese es el trato para este poema.

Después puedo imaginar lo que vieron tus ojos en el viaje
y lo que vieron los trabajadores
en la madrugada de tu cuerpo compacto
duro y extranjero
de tus ojos finos de sonrisa.
Ahora me dejás que siga hablando
de tu cuerpo compacto
y de tus tetas blancas y chiquitas y de tus brutos besos.
Y dejás que hable de tu pelo rabioso y de las preguntas y de tu tierna violencia.
Y otra vez hablo de tu cuerpo
que no se mueve.

Llegamos a una estación de trenes
desde la que parten
caballos de carrera que van hacia adelante.
En la estación no nos espera nadie
sólo hay cafeterías y librerías
y no me animo a tomarte de la mano.
Caminamos entre otra gente
que no nos mira.
Hasta que en el hall de la estación
se nos deshace todo:
estación
mano
teta
distancia
violencia
y volvemos a ser jóvenes de mierda
que llegan a la estación.