6.12.05

El dios de la piel

Cuando el sol quiebra las piedras
las cabezas sobreviven
laten bajo los sombreros
irrigadas por el corazón
La sangre es un antídoto
contra el cielo
contra las arbitrariedades de Dios
contra la muerte
La sangre que nos reproduce
con su permanencia promiscua
y su descomposición eterna
La sangre salva
y sana
y de vez en cuando
nos trae a dios (no a Dios)
Que aterriza en la piel
por un instante
sin reclamos morales
ni condenas canónicas
No encandila
y baja en forma de vino
de sangre tibia y dulce
de amor y de placer
y produce misterios humanos
tan profundos como Dios.